Las cardiopatías congénitas son enfermedades del corazón que se adquieren desde antes del nacimiento. Se estima en México que su frecuencia es de alrededor de 0.8 a 1.2 % de los recién nacidos; sin embargo, en otros países se habla de frecuencias mucho mayores.
Desafortunadamente en México, hay un mal registro de los pequeños con cardiopatía; por que muchos de ellos no son diagnosticados oportunamente y mueren por complicaciones como neumonías o infecciones graves del recién nacido (sepsis neonatal), cuyas manifestaciones clínicas se confunden con las de las cardiopatías congénitas. Dicho claramente, carecemos de estadísticas confiables.
Por eso hoy, quisiera comentar con ustedes esta publicación de la revista “Anales de Pediatría” (www.analesdepediatria.org) (Pérez-Lescure Picazo,J., Mosquera González,M., Lataza Zamallora, P. y Crespo Marcos, D. Incidencia y Evolución de las Cardiopatías Congénitas en España durante 10 años. (2003 a 2012). An. Pedíatr. (Barc). 2018;89(5):294-301).
Los autores hacen una revisión de los pacientes que han atendido en España e informan de una incidencia las cardiopatías congénitas de hasta 13.2% de los recién nacidos; donde las cardiopatías más frecuentes fueron, en orden de mayor a menor frecuencia: la comunicación interauricular, la comunicación interventricular, el conducto arterioso permeable, la coartación de aorta, la estenosis pulmonar, la transposición de grandes arterias, el canal atrioventricular y la tetralogía de Fallot.
Llama la atención que las cardiopatías congénitas graves, las que ponen en riesgo la vida de los pacientes desde los primeros días de vida, tuvieron una distribución geográfica irregular en el país; es decir que hay zonas geográficas en las que estas enfermedades son significativamente más frecuentes que en otras.
En México sucede algo parecido; y aunque no tenemos registro claro de la incidencia real de las cardiopatías, está claro que la frecuencia y la mortalidad de las cardiopatías congénitas ha ido en aumento y tristemente, se hace evidente que la muerte de los pequeños con cardiopatía congénita, especialmente los que tienen cardiopatía grave, ocurre en los primeros días o meses e vida. (TorresCosme JL, RolónPorras C, AguinagaRíos M, AcostaGranado PM, ReyesMuñoz E, MurguíaPeniche T (2016) Mortality from Congenital Heart Disease in Mexico: A Problem on the Rise. PLoS ONE 11(3): e0150422. doi:10.1371/journal.pone.0150422).
Es necesario entonces contar con un sistema de registro confiable de los pequeños enfermos del corazón; con certeza de las causas de muerte que se registran en el país, para documentar claramente la magnitud del problema.
Es más importante todavía, que la sociedad conozca que existen las cardiopatías congénitas y que sepan que atendidos oportunamente el pronóstico puede mejorar considerablemente. Hacer que los padres de los niños enfermos del corazón puedan solicitar ayuda a tiempo, para que sus hijos reciban atención oportuna que aumente la posibilidad de resultados exitosos de los tratamientos.
El 14 de febrero, se celebra el día internacional de los pacientes con cardiopatía congénita.
Difundamos información que informe a la sociedad, para apoyar a los niños con estas enfermedades.
Que los niños no se enferman del corazón es una creencia muy difundida en nuestra sociedad; por que lo común, es que sepamos de adultos enfermos o que mueren de enfermedades cardíacas, pero los niños expresan poco sus molestias de corazón y no se piensa que puedan tener cardiopatía (enfermedad del corazón), de modo que pasan inadvertidos o mal diagnosticados.
Las enfermedades del corazón son muy frecuentes, las “malformaciones” o enfermedades congénitas (congénito: que nace con la persona o se adquiere antes de nacer) son las más frecuentes de todas. Más comunes que las hernias, la criptorquidia (que los testículos no descienden al escroto) o que el labio y paladar hendido.
Es más, son más frecuentes que el cáncer infantil. Se estima que nace 1 pequeño con enfermedad del corazón por cada 100 recién nacidos vivos (Wiiliams,K.; Carlson, J.; Lo, C. Genetics of congenital heart disease. Biomolecules 2019, 9, 879; doi:103390/biom9120879).
Conscientes de la trascendencia que tiene ser padres y de la responsabilidad que implica; las parejas actuales frecuentemente posponen la decisión de ser padres, en aras de preparar muchos aspectos de su vida a tan importante paso.
Es totalmente entendible; tener la oportunidad de dar vida, hacerla florecer dentro de una familia sana, con todas las oportunidades a nuestro alcance, donde nuestros hijos puedan crecer y desarrollarse felices no es cualquier cosa.
Todos los padres buscamos a nuestros hijos con ilusión y esperamos que nazcan sanos.
La mayoría de nosotros damos por sentado que nuestro(a) hijo(a) por nacer, va a estar bien.
Sin embargo, existe siempre la posibilidad de que tenga alguna malformación congénita del corazón; 1 de cada 100 a 120 recién nacidos(as) tiene cardiopatía congénita.
Al enterarse, los padres reciben un desgarrador impacto emocional y se preguntan: ¿De dónde viene la cardiopatía?
Se desconoce a ciencia cierta el origen de muchas de las enfermedades congénitas del corazón, pero esta publicación desvela información que no se había demostrado hasta ahora.
En este estudio retrospectivo, comparando parejas con hábitos de consumo de tabaco y/o alcohol, contra parejas sin dichos hábitos demuestran que existe asociación entre tabaquismo y consumo de alcohol con malformaciones congénitas.
Es común que se piense que sólo afectan al bebé los hábitos maternos, sin embargo, el estudio afirma que el tabaquismo paterno, previo a la concepción del bebé, está significativamente asociado a mayor índice de enfermedades congénitas no sólo del corazón (cardiopatías congénitas), también de las extremidades (pie equinovaro, acortamientos y otras) así como defectos del tubo neural (labio y paladar hendido, alteraciones del sistema nervioso central).
Ya se tenía evidencia de que el tabaquismo materno interactúa con otros factores genéticos y ambientales. La publicación sugiere asociación entre tabaquismo y alteraciones en el DNA de las células formadoras tanto de óvulos como de esperma, además de la interferencia en el desarrollo del corazón y otras estructuras.
Lo que nos podemos llevar a casa con esta lectura es:
El tabaquismo de papá y mamá daña a los hijos y por lo tanto:
La salud de los hijos depende de la salud de ambos padres.
Evitar el tabaquismo es una forma de prevenir, desde nuestra juventud, que nuestros futuros hijos enfermen.
Si las parejas fuman, no es suficiente con que la mujer abandone el hábito. El esfuerzo del abandono del tabaquismo debe ser compartido por el varón, incluso desde antes de planear la concepción de los hijos. ALEJANDRO LOZANO Y RUY SÁNCHEZ CARDIÓLOGO PEDIATRA.
Concepto: La Tetralogía de Fallot es una cardiopatía congénita que se caracteriza por asociar 4 lesiones distintas en el corazón: 1) Una comunicación interventricular, 2) mala posición de la aorta que se desplaza hacia el ventrículo derecho y queda cabalgada sobre la pared interventricular (es decir como si estuviera montada sobre el septum interventricular), 3) estenosis (obstrucción o estrechamiento) de la válvula pulmonar y la salida del ventrículo derecho y 4) hipertrofia (engrosamiento y crecimiento del músculo) del ventrículo derecho. (figura 1)
En la
actualidad, el término se utiliza para incluir pacientes con comunicación
interventricular y diversos grados de obstrucción de la salida del VD, cuya
severidad es muy variable y puede ir desde pacientes con poca obstrucción de la
salida del ventrículo derecho, pocos síntomas y coloración rosada; hasta
pacientes muy sintomáticos con la válvula pulmonar casi cerrada y que presentan
importante cianosis (coloración violácea o morada de la piel) y discapacidad
capaz de causar la muerte del paciente.
Los
pacientes pueden presentar de forma asociada otras malformaciones como la
comunicación interauricular, el arco aórtico derecho, alteraciones en las venas
sistémicas o en las grandes arterias, y canal aurículo ventricular completo.
El 16%
de los niños con Tetralogía de Fallot tienen una “microdeleción del cromosoma
22q11 y hasta el 8% de los pacientes con síndrome de Down presentan Tetralogía
de Fallot. Afecta por igual a hombres que a mujeres.
Figura
1: Esquema que representa un corazón con Tetralogía de Fallot. Se aprecia la
Comunicación Interventricular (1); la aorta sobre la pared interventricular o
septum, como si montara en ella (2); la estrechez de la salida del ventrículo
derecho (3); el crecimiento del músculo del ventrículo derecho (4)
Su
incidencia va de 1 a 3 pequeños enfermos por cada 10,000 nacimientos, y
representa el 7 a 10% de todas las cardiopatías congénitas[1]
Causa:
No se conoce la causa, se ha asociado a infecciones virales maternas durante el
embarazo y a la exposición de las mujeres embarazadas a algunos medicamentos
(como los esteroides, la talidomina y la trimetadiona). Por supuesto la
asociación de la enfermedad con la microdeleción del cromosoma 22, hace
sospechar su origen en el genoma humano.
Consecuencias:
Durante la vida fetal (antes del nacimiento), los pequeños no presentan
síntomas o alteraciones, por lo tanto se desarrollan normalmente. El
diagnóstico “in útero”, o prenatal, se puede hacer básicamente con el
ultrasonido cardíaco fetal (o ecocardiograma fetal), pero sólo por la
observación de las lesiones cardiacas.
Al
nacer, la obstrucción de la salida del ventrículo derecho, impide el paso de la
sangre desde el ventrículo derecho hacia la pulmonar y hace que la sangre pase
desde el ventrículo derecho, por la comunicación interventricular, hacia la
aorta; por lo tanto, la sangre desoxigenada que viene del cuerpo, se mezcla en
la aorta con la sangre limpia que viene del ventrículo izquierdo y hace que el
pequeño presente la cianosis (esquema 1)[2].
Esquema
1: Diagrama que representa la circulación sanguínea en el paciente con
Tetralogía de Fallot. (Ao = Aorta, AD = Aurícula Derecha, VD = Ventrículo
Derecho, AP = Arteria pulmonar, AI = Aurícula Izquierda, VI = Ventrículo
izquierdo. El color de las flechas indica: Azul: sangre venosa, con poco
oxígeno, porque proviene del cuerpo; Roja: sangre oxigenada que sale de los
pulmones; y Morada: sangre con baja concentración de oxígeno por ser mezcla de
sangre venosa y arterial.
Síntomas
o molestias: Al nacimiento, dependiendo del grado de obstrucción de la salida
del ventrículo derecho y de la válvula pulmonar, el paciente presentará
coloración violácea (cianosis) de diversos grados; desde muy sutil, hasta
marcada. La cianosis se va haciendo cada vez más y más intensa de modo que
entre los 3 y 6 meses de edad, ya es muy evidente.
Algunos
pacientes hacen “crisis de hipoxia”; que son momentos en que el paciente, por
cualquier estímulo que le cause ansiedad, como el llanto, la defecación o el
dolor, presentan disminución en la oxigenación sanguínea, con incremento severo
en la cianosis, ansiedad o desesperación y finalmente pérdida de la
consciencia. Estos episodios son graves y deben ser atendidos con prontitud; de
hecho son indicación para que el paciente sea operado sin espera, para evitar
complicaciones en el sistema nervioso central o la muerte.
Los
niños mayores de 18 a 24 meses, es frecuente que se cansen y busquen colocarse
en cuclillas (incluso cuando están sobre una silla); pues esta posición
favorece que la sangre entre a los pulmones y, por lo tanto, que ellos se
sientan mejor.
La
radiografía del tórax, el electrocardiograma y el ecocardiograma son
herramientas que se usan para hacer el diagnóstico y para definir la severidad
del problema. En ocasiones es necesario hacer un cateterismo cardiaco o
angiotomografías (tomografía axial computada, con la inyección de contraste,
para ver el corazón, las arterias y venas) para definir bien la forma y
distribución de las arterias pulmonares, antes de someter al paciente a
cirugía.
Tratamiento:
El tratamiento es quirúrgico. Dada la mala alineación del septum
interventricular y la obstrucción a la salida ventricular derecha, no hay forma
de que el paciente componga sus alteraciones en forma natural o espontánea; por
lo tanto, en todos los casos se requiere una o varias operaciones. Cuando la
obstrucción a la salida del VD es muy severa, el paciente puede requerir
atención urgente desde los primeros días de nacimiento.
Dependiendo
de la forma o anatomía de cada caso en particular se pueden ofrecer dos tipos
de procedimientos:
Tratamientos
paliativos o de preparación para una corrección anatómica completa. Que consisten
en colocar un injerto que una alguna de las arterias subclavias (derecha o
izquierda) con la arteria pulmonar, para obligar a la sangre a entrar a la
arteria pulmonar; aún cuando la obstrucción desde el VD a la arteria pulmonar
sea muy severa. Esta operación permite al paciente sobrevivir unos meses y
hacer que sus ramas pulmonares y cavidades izquierdas se fortalezcan; para
hacer una reparación completa unos meses después.
Corrección
anatómica completa, que consiste en el cierre de la comunicación
interventricular y la reparación de la salida del ventrículo derecho, con o sin
implante de un tubo valvulado o válvula en la arteria pulmonar.
Aunque
el resultado quirúrgico es normalmente bueno, ningún procedimiento correctivo
es 100% efectivo y permanente; los pacientes pueden requerir otras operaciones
en el curso de la vida, especialmente en la vida adulta. Otros pequeños
presentan arritmias o cambios en la anatomía de sus arterias que obligan a más
tratamientos médicos o intervencionistas, aún años después de haber sido
operados. Por eso, el paciente con Tetralogía de Fallot, debe llevar
seguimiento médico de por vida.
Todo
paciente con Tetralogía de Fallot, como con otras cardiopatías, debe acudir al
dentista al menos cada 6 meses para revisión y atención de caries o cualquier
infección oral que pudiera tener; y debe recibir profilaxis contra endocarditis
infecciosa (véase el tema de prevención de endocarditis infecciosa en este
mismo blog) y recibir sus vacunas normalmente.
Dr.
Alejandro Lozano y Ruy Sánchez
Pediatra
– Cardiólogo Pediatra
[1]
Buendía Hernández A., Camacho Castro A., Curi Curi PJ.. Tetralogía de Fallot,
en Attie – Calderón -Zabal- Buendía. Cardiología Pediátrica 2ª ed. Editorial
Panamericana. México. P:211-221.
[2]
Lozano-Ruy Sánchez A. Tetralogía de Fallot. En Martínez y Martínez R. La salud
del Niño y del Adolescente 8ª ed. Ed. Manual Moderno, 2017. Capítulo 21. P 1053
– 56
Concepto:
El conducto arterioso es una estructura vascular (una arteria) que une el arco
aórtico con la arteria pulmonar (esquema 1). Funciona durante la vida fetal y
se cierra espontáneamente en los primeros días posteriores al nacimiento.
Cuando esta arteria permanece abierta más allá de los primeros días de vida, se
considera anormal y se dice que el paciente tiene una Persistencia del Conducto
Arterioso. Lo padecen más las mujeres que los hombres (2:1).
Esquema
1: Diagrama que representa el conducto arterioso y el flujo que pasa de la
aorta a la pulmonar.
Causa:
No se conoce la causa precisa de la permanencia del conducto arterioso
permeable; la prematurez, la rubéola congénita y la falta de oxigenación al
nacer son factores frecuentemente asociados a la enfermedad y se han
considerado posibles causantes o inductores de la patología.
Consecuencias:
La comunicación entre las arterias aorta y pulmonar, permite que la sangre de
la aorta (que normalmente tiene más presión) pase a la arteria pulmonar sin
recorrer el cuerpo del paciente e ingrese a la circulación pulmonar (véase la
sección “como funciona el corazón” http://www.cardiologospediatras.com/Como_funciona_el_Corazon.html
y el
esquema 2).
El
cortocircuito que se establece causa que el pulmón tenga más sangre de la que
debe tener (causándole al paciente dificultad respiratoria, falta de aire
(disnea) al hacer ejercicio e infecciones pulmonares frecuentes) y menos flujo
al cuerpo (que produce cansancio fácil en los esfuerzos, sudoración excesiva y
en algunos niños detención en su crecimiento). Además el exceso de flujo que
reciben la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo los hacen crecer más de
lo normal.
Esquema
2: Diagrama que representa la circulación de la sangre en el paciente con conducto
arterioso permeable.
Síntomas
o molestias: Los recién nacidos prematuros pueden tener síntomas muy sutiles
como decaimiento y periodos en que detienen su respiración (apnea), otros
franca dificultad para respirar. En niños mayores de 1 mes: cansancio al comer,
irritabilidad, sudoración excesiva, infecciones pulmonares repetidas,
crecimiento corporal lento. Algunos niños no presentan síntomas.
Es
frecuente que el médico les escuche un soplo cardíaco durante la exploración.
La
radiografía del tórax, el electrocardiograma y el eco cardiograma son
herramientas que su médico usará para hacer el diagnóstico.
Tratamiento:
Dado que se trata de una estructura anatómica anormal, el tratamiento
definitivo es el cierre del conducto arterioso. En el recién nacido prematuro
pueden usarse fármacos que induzcan la constricción arterial del conducto y con
esto favorezcan que el paciente cierre el conducto en forma natural. En
pacientes mayores existen dos opciones de tratamiento:
1. El
cierre del conducto con dispositivos especiales que se colocan por medio de
cateterismo cardíaco.
2. Por
cirugía.
En
cualquier caso, dada la turbulencia que se genera en el sitio del conducto,
todo paciente con el conducto abierto debe recibir prevención para endocarditis
infecciosa.
Bibliografía:
1.-
Lozano RS. Alejandro. Conducto arterioso permeable. en: Martínez y Martínez R.
La salud del niño y del adolescente. 8a ed. Manual Moderno. México. 2017.
Capítulo 21. P: 1044.
2.- Park
MK. Pediatric Cardiology 5th ed. Ed. Mosby EUA. P 175.
3.-
Zabal Cerdeira C. Razo Pinete JA. Persistencia del Conducto Arterioso. En: Atie
F. Calderón JC, Zabal C. Buendía A. Cardiología Pediátrica 2a ed. Ed.
Panamericana. México. P: 359.
La
endocarditis infecciosa es la inflamación del endotelio vascular (tejido o
cubierta del interior de los vasos) y del endocardio (cubierta interior del
corazón) causada por la infección con bacterias, hongos, clamidia, rickettsias
o virus.
Es una
enfermedad grave, con una tasa de mortalidad de hasta 20%. Es especialmente
común en personas que padecen una enfermedad congénita del corazón, pero otros
factores de riesgo son: la cardiopatía reumática, el uso de drogas endovenosas,
la inmunosupresión (deficiencia del sistema inmune por enfermedad o a
consecuencia de algún tratamiento médico) y el uso de dispositivos
intracardiacos (marcapasos, catéteres intravasculares para quimioterapia y/o
hemodiálisis).
Por lo
tanto, todo persona con cardiopatía congénita, reumática o degenerativa;
prótesis valvulares o dispositivos intravasculares, o antecedente de
endocarditis infecciosa, deben tener cuidados preventivos contra la enfermedad.
Recibir
sus vacunas completas y a tiempo.
Acudir
al dentista cada 6 meses para revisión y prevención de caries. En caso de
presentar caries, atenderlas.
LAVARSE
LOS DIENTES TRES VECES AL DÍA, DESDE QUE LOS DIENTES COMIENZAN A SALIR.
Inicialmente con aseando los dientes con una gasa húmeda, en cuanto tenga unos
2 años, con un cepillo dental suave. (El aseo debe hacerlo mamá, enseñándole al
pequeño a realizarlo; de modo que se vuelva un habito para el niño, desde muy
temprana edad)
Está
demostrado que la endocarditis infecciosa se origina en procedimientos
ordinarios de la vida (como la masticación, durante infecciones aparentemente
triviales o en heridas cutáneas no bien atendidas) y por lo tanto la prevención
se debe enfocar a las actividades cotidianas. Por eso, se recomienda el aseo
oral aseo oral diario, el cuidado de la piel y las heridas, la atención
adecuada de los procesos infecciosos y/o procesos terapéuticos de riesgo,
evitar la presencia crónica de bacterias en orina o piel (como infecciones de
vías urinarias crónicas, o lesiones dérmicas crónicas), evitar la
automedicación de antibióticos, evitar los tatuajes y el pirsin (“piercing”),
aplicar todo cuidados de higiene y prevención de infecciones en pacientes que
necesitan tratamientos endovenosos o la colocación de catéteres en el torrente
sangíneo.
La
prevención antibiótica se indica en los paciente con:
Prótesis
valvulares o reparción de válvulas con material protésico; incluyendo aquellos
pacientes con implantes valvulares percutáneos (colocados por cateterismo) y
homoinjertos.
Antecedente
de endocarditis infecciosa previa, aún cuando no tengan cardiopatía.
Cardiopatía
congénita cianógena no operada, y aquellos con cirugías donde se colocaron
fístulas sistémico pulmonares, conductos o implantes protésicos.
Antecedente
de haber sido operados de alguna cardiopatía congénita, con menos de seis meses
de recuperación que vayan a ser sometidos a algún tratamiento dental o
respiratorio; aún cuando la cirugía cardiaca no haya dejado lesiones residuales
ni prótesis.
La
prevención antibiótica se modifica de acuerdo al procedimiento que se realizará
en el paciente. Los pacientes que se somentan a tratamientos dentales que
puedan causar perforacion de las encías, de la región periapical de los dientes
y/o de la mucosa oral, deben recibir antibióticos de acuerdo al a descipricón
que se hace en el Cuadro 1.
La
siguiente tabla solo es una guía para que usted, con su médico, decidan qué
tratamiento dar.
NO
MEDIQUE A SUS HIJOS SIN PREVIA AUTORIZACIÓN DE SU MÉDICO, LA SECRETARÍA DE
SALUD EXIGE RECETA MÉDICA PARA PODER ADQUIRIR LOS ANTIBIÓTICOS
El
tratamiento se aplica al paciente que padece alguna cardiopatía de las que
indican profilaxis contra endocarditis cuando se piense someterlo a los
procedimientos descritos en la columna izquierda. La columna central se divide
al grupo de pacientes en dos: a) pacientes comunes, b) alérgicos a los fármacos
de primera elección.
El
paciente sometido a cirugía de corazón abierto, especialmente si recibirá algún
tipo de injerto protésico debe administrársele antibióticos del tipo de las
cefalosporinas (cefalotina) o clindamicina, según la flora habitual del
nosocomio donde será tratado. Este tratamiento debe iniciar algunas horas antes
de la cirugía y por máximo 48h.
Referencias:
Guía de
Práctica Clínica Diagnóstico y Tratamiento de la Endocarditis Infecciosa,
México: Secretaría de Salud, 2010. (www.cenetec.salud.gob.mx/interior/gpc.html)
The Task Force for the Management
of Infective Endocarditis of the Eurepean Society or Cardiology (ESC).
2015 ESC Guidelines for the
management of infective endocarditis. European Heart Journal (2015) 36, 3075–3123
doi:10.1093/eurheartj/ehv319
Desde el
año 2000, la OMS y la UNESCO eligieron al 29 de septiembre como el día mundial
del corazón. El objetivo de la designación de un día para el corazón, es promover
y dar a conocer a la sociedad la forma de prevenir las enfermedades
cardiovasculares y sus desastrosas consecuencias en la calidad de vida de las
personas.
En el
2016, el INEGI informó (Cuadro 1), dentro de las primeras 15 causas de
mortalidad general en México a: 1º enfermedades del corazón; 2º la diabetes; 6º
lugar, las enfermedades cerebrovasculares; el 8º lugar, la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica; 12º lugar, las malformaciones congénitas (entre las que
las cardiopatías congénitas representan el 20%).
Todas
estas enfermedades, quizá con excepción de las cardiopatías congénitas,
comparten en común que: a) involucran al corazón y las arterias, b) son
prevenibles o evitables, c) se pueden tratar con mucho mejor pronóstico cuando
se detectan oportunamente, d) pequeños cambios en nuestros hábitos de vida,
pueden evitar que se presenten, posponer su presentación, y/o atenuar
considerablemente la gravedad de presentación.
Todos
sabemos que cambios en los hábitos de vida pueden prevenir estas enfermedades,
y ya sea por conciencia, vanidad o por salud, nos proponemos cada año nuevo
hacer dieta y mantenernos delgados, dejar de beber o fumar, trabajar menos y
con menos estrés, hacer ejercicio. Sabemos bien que no es fácil, por eso este
propósito de año nuevo, se repite o ha repetido varios años, a veces durante
lustros o décadas.
Estudios
histopatológicos en niños, que han fallecido tempranamente y de forma
inesperada, muestran que los cambios ateroescleróticos de las arterias
carótidas y coronarias se inician tempranamente en la infancia. Los indicadores
de riesgo para cardiopatía coronaria son obesidad, presión arterial elevada,
elevado índice de masa corporal y trastornos en los lípidos sanguíneos desde la
niñez.
Se ha
observado también los hábitos de alimentación, gusto por el deporte y la
actividad física y el tabaquismo se adquieren en la niñez y adolescencia
temprana.
Por eso
se propone, a los padres de familia y pediatras, mantener la atención y fijarse
objetivos claros en el cuidado de la dieta, prevención del tabaquismo y
motivación al deporte y la actividad física.
En el
cuadro 2, se describen las metas de cada área propuesta y también las acciones
recomendadas en cada revisión pediátrica.
Normalmente
en las visitas al pediatra, los padres y el médico, se enfocan principalmente
en los síntomas que aquejan al paciente y que motivan la consulta; es decir el
malestar principal del paciente; sin embargo, tanto padres como médicos deben
buscar la oportunidad de dialogar estos temas, para prevenir y enseñar a los
niños hábitos de vida que puedan mejorar su salud a corto y largo plazo.
Por eso,
estimado lector, le invitamos a motivar el diálogo en la consulta de sus hijos,
para inducir que sus hijos lleven un mensaje de prevención y autocuidado en cada
ocasión que les sea posible.
Las enfermedades del corazón de los niños frecuentemente causan pocos síntomas de forma que pasan inadvertidos. Cuando los síntomas son evidentes y detectados por los padres, es común que no se piense que dichas molestias se originan en el corazón. Por eso, cardiólogo pediatra inicia el estudio de los niños con una historia clínica (un interrogatorio y revisión) detallados buscando información que sugiera el diagnóstico, la severidad del problema y las posibles causas.
Información tan simple, como el sexo del paciente, ayudan al diagnóstico, porque hay enfermedades más comunes en mujeres (como el conducto arterioso permeable o la comunicación interauricular) que en hombres. La edad a la que aparecen los síntomas o en la que se le escucha por primera vez un soplo a un paciente o se percibe la cianosis (coloración violácea de la piel) puede orientar también al médico.
Síntomas como disnea (fatiga al hacer esfuerzos), cianosis (coloración violácea de la piel), síncopes (desmayos o pérdida de la conciencia súbita y no relacionada con crisis convulsivas), palpitaciones, dolor en el pecho, sudoración excesiva, lento incremento del peso y/o talla corporal; son frecuentes en pacientes con cardiopatía congénita y orientan al médico en el diagnóstico y en la severidad del problema que el paciente pueda tener. Hay pequeños a los que incluso les cuesta trabajo comer, porque se fatigan cuando amamantan.
Una completa exploración del paciente es de vital importancia, el peso, la talla, los signos vitales, la saturación periférica de oxígeno y los hallazgos de la revisión, orientan al diagnóstico y permiten definir la severidad de la falla del corazón.
El electrocardiograma (ECG) es el registro gráfico de la actividad del sistema eléctrico del corazón y es un estudio obligado en toda valoración cardiológica. La simple revisión clínica no permitiría conocer el estado del sistema de conducción y por eso a todo paciente que acude a valoración inicial se le solicita el estudio.
Otra herramienta útil en la valoración del paciente es la radiografía del tórax. Permite evaluar el tamaño global de corazón, la posición y forma de las vísceras torácicas (bronquios, pulmones, timo) y de la parte superior del abdomen (hígado y estómago), así como las características del flujo sanguíneo pulmonar y por supuesto la presencia de enfermedad pulmonar, que pueda estar afectando al paciente, o al corazón y su funcionamiento.
Dependiendo de la sospecha clínica que se tenga, realizará un ecocardiograma bidimensional y quizá otros estudios como electrocardiografía de Holter, prueba de esfuerzo, tomografía computada o resonancia magnética; hasta conseguir un diagnóstico preciso de la enfermedad del paciente y poder definir un tratamiento.
Pediatric Cardiology. The essential pocket guide. 3ª ed. Johnson Jr. WH., Muller JH. Ed. Willey Backwell. ISBN 978-1-118-50340-9. P. 2 a 72.
Desde nuestros primeros días de vida, en la tercera semana de vida intrauterina, comienza a formarse el corazón y para la cuarta semana de gestación ya está latiendo.
De hecho, el corazón es el primer órgano que funciona en el cuerpo del embrión. Termina su formación a las 12 semanas de embarazo. Durante este proceso, cualquier sustancia, agente biológico (virus), físico (radiación) o químico (tóxicos y drogas) que altere las células del embrión es capaz de producir una cardiopatía congénita.
No conocemos la causa de todas las cardiopatías congénitas. Algunas tienen su origen en la información genética de las personas (Ej. El síndrome de Marfan o los pacientes con alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down), otras en los efectos de infecciones (citomegalovirus o virus de la rubéola), fármacos (talidomida, benzodiacepinas o ácido retinoico) o sustancias tóxicas (LSD, cocaína, organofosforados o algunos pesticidas) que recibe o a los que se puede exponer, la mujer embarazada.
Por eso, la única forma de prevenir que los bebés tengan cardiopatía es protegiendo a las mujeres embarazadas de la exposición a estos agentes y llevando un control prenatal cuidadoso y ordenado.
Diagnóstico y detección:
El ultrasonido del corazón fetal (ecocardiograma fetal), realizado entre las 18 y 20 semanas del embarazo, es una herramienta muy útil en la detección temprana de las cardiopatías congénitas.
Una vez que el paciente ha nacido, la detección temprana de cardiopatías congénitas graves, por medio de la oximetría de pulso; es la segunda forma eficiente de detectar a los niños con cardiopatía congénita capaz de poner en riesgo la vida del recién nacido en el curso de sus primeros 10 a 15 días. La oximetría de pulso es un procedimiento sencillo, económico e indoloro que debe hacerse entre las 24 y 48 horas después del nacimiento y permite detectar hasta al 76% de los recién nacidos con cardiopatía grave.
Más tarde, la revisión pediátrica regular es la forma de detectar a los niños con cardiopatía. Los niños que presentan:
soplo cardiaco,
fatiga fácil en los esfuerzos,
lento crecimiento,
coloración violácea en uñas o labios,
sudoración excesiva, o
desmayos,
deben ser enviados a una revisión completa con el cardiólogo pediatra.
La revisión cardiológica:
En la valoración cardiológica, el cardiólogo pediatra realizará un interrogatorio de los antecedentes familiares y personales del niño, sus síntomas y la forma en que estos se relacionan con los esfuerzos o las actividades diarias.
Solicitará una tele-radiografía del tórax y un electrocardiograma, para revisar el tamaño del corazón, el flujo pulmonar y las características de los pulmones del paciente. Un electrocardiograma, que sirve para evaluar el sistema eléctrico del corazón.
Dependiendo de la sospecha clínica que se tenga, realizará un ecocardiograma bidimensional y quizá otros estudios como electrocardiografía de Holter, prueba de esfuerzo, tomografía computada o resonancia magnética; hasta conseguir un diagnóstico preciso de la enfermedad del paciente y poder definir un tratamiento.
Tratamiento:
El tratamiento de las cardiopatías congénitas varía en cada enfermedad. Puede ser médico (sólo con medicamentos y medidas generales), intervencionista (es decir con procedimientos que se realizan a través de las venas o arterias, por medio de catéteres) y quirúrgico (por medio de cirugías que modifiquen la estructura cardiaca y mejoren la circulación sanguínea del paciente.
El resultado del tratamiento depende de varios factores:
La severidad de la cardiopatía.
La oportunidad del diagnóstico.
La asociación de la cardiopatía a otras enfermedades concomitantes o asociadas.
El estudio y tratamiento de los pacientes con cardiopatía congénita es un proceso complejo que requiere de un equipo coordinado donde participan muchos especialistas: cardiólogos pediatras, ecocardiografistas, cardiólogos intervencionistas, cirujanos, anestesiólogos e intensivistas.
1 El papel de la oximetría de pulso en el examen neonatal, para cardiopatías congénitas: Una declaración científica de la Asociación Americana de Cardiología y la Academia Americana de Pediatría” Circulation 2009; 120:447-458. Originally published online Jul 6, 2009., y Pediatrics 2009; 124:823-836; originally published online Jul 6, 2009.
El ultrasonido del corazón fetal (ecocardiograma fetal), realizado entre las 18 y 20 semanas del embarazo, es una herramienta muy útil en la detección temprana de las cardiopatías congénitas. Una vez que el paciente ha nacido, la detección temprana de cardiopatías congénitas graves, por medio de la oximetría de pulso; es la segunda forma eficiente de detectar a los niños con cardiopatía congénita capaz de poner en riesgo la vida del recién nacido en el curso de sus primeros 10 a 15 días. La oximetría de pulso es un procedimiento sencillo, económico e indoloro que debe hacerse entre las 24 y 48 horas después del nacimiento y permite detectar hasta al 76% de los recién nacidos con cardiopatía grave. Más tarde, la revisión pediátrica regular es la forma de detectar a los niños con cardiopatía. Los niños que presentan: soplo cardiaco, fatiga fácil en los esfuerzos, lento crecimiento, coloración violácea en uñas o labios, sudoración excesiva, o desmayos, deben ser enviados a una revisión completa con el cardiólogo pediatra. La revisión cardiológica: En la valoración cardiológica, el cardiólogo pediatra realizará un interrogatorio de los antecedentes familiares y personales del niño, sus síntomas y la forma en que estos se relacionan con los esfuerzos o las actividades diarias. Solicitará una tele-radiografía del tórax y un electrocardiograma, para revisar el tamaño del corazón, el flujo pulmonar y las características de los pulmones del paciente. Un electrocardiograma, que sirve para evaluar el sistema eléctrico del corazón. Dependiendo de la sospecha clínica que se tenga, realizará un ecocardiograma bidimensional y quizá otros estudios como electrocardiografía de Holter, prueba de esfuerzo, tomografía computada o resonancia magnética; hasta conseguir un diagnóstico preciso de la enfermedad del paciente y poder definir un tratamiento. Tratamiento: El tratamiento de las cardiopatías congénitas varía en cada enfermedad. Puede ser médico (sólo con medicamentos y medidas generales), intervencionista (es decir con procedimientos que se realizan a través de las venas o arterias, por medio de catéteres) y quirúrgico (por medio de cirugías que modifiquen la estructura cardiaca y mejoren la circulación sanguínea del paciente. El resultado del tratamiento depende de varios factores: La severidad de la cardiopatía. La oportunidad del diagnóstico. La asociación de la cardiopatía a otras enfermedades concomitantes o asociadas. El estudio y tratamiento de los pacientes con cardiopatía congénita es un proceso complejo que requiere de un equipo coordinado donde participan muchos especialistas: cardiólogos pediatras, ecocardiografistas, cardiólogos intervencionistas, cirujanos, anestesiólogos e intensivistas.
1 El papel de la oximetría de pulso en el examen neonatal, para cardiopatías congénitas: Una declaración científica de la Asociación Americana de Cardiología y la Academia Americana de Pediatría” Circulation 2009; 120:447-458. Originally published online Jul 6, 2009., y Pediatrics 2009; 124:823-836; originally published online Jul 6, 2009.